El Grupo de Trabajo en Actividad Física y Salud y el Programa de Actividades Preventivas y Promoción de la Salud, PAPPS-semFYC, se posicionan a favor de un aumento de horas mínimas de Educación Física en Educación Secundaria Obligatoria (ESO), Bachillerato y Formación Profesional

Ante la propuesta del Gobierno Español de disminuir el número mínimo de horas de Educación Física a menos de hora y media en el currículo de Educación Secundaria Obligatoria (ESO), Bachillerato y Formación Profesional, el Grupo de Trabajo en Actividad Física y Salud, y el Programa de Actividades Preventivas y Promoción de la Salud, PAPPS-semFYC, ambos pertenecientes a la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria, semFYC, solicita que haya al menos tres horas de Educación Física en el horario escolar semanal de estos niveles educativos. Y lo hace ante el inminente cierre en el día de mañana, 1 de diciembre, del plazo de información pública otorgado desde el Ministerio de Educación y Formación Profesional sobre el Proyecto de Real Decreto por el que se establece la ordenación y las enseñanzas mínimas de la Educación Secundaria.

La propuesta de mínimos presentada por el Ministerio es de 35 horas por curso, menos de hora y media a la semana, lo que incumple las recomendaciones internacionales, como la establecida por la UNESCO de implementar al menos 3 horas de Educación Física a la semana. Pero también la realizada en la Constitución, en concreto en el artículo 43.3 de la Carta Marga, que aboga por que los poderes públicos fomenten la educación sanitaria, la educación física y el deporte.

 

Pero sobre todo supone una enorme falta de sensibilización ante el grave problema de la obesidad en niños y adolescentes en el que se encuentra nuestro país, agravado por el sedentarismo, aún mayor tras la pandemia. Montserrat Romaguera Bosch, médica de familia y del deporte: “Hay que pensar que para muchos niños el único ejercicio físico que hacen a la semana es el de la escuela y el instituto. Más aún en familias en situación de precariedad que no pueden costear extraescolares deportivas a sus hijos y que, precisamente, son las más tendentes a la obesidad.”

 

Para hacerse a la idea de la situación en la que nos encontramos, baste decir que, de entre los 53 Estados que forman la Unión Europea, España comparte el tercer puesto, junto con Irlanda, en el ranking de sobrepeso-obesidad infantil, con una prevalencia del 30% en niños de 11 años. “Mientras que el ejercicio físico contribuye al normopeso, al desarrollo armónico del niño, a su educación en valores (convivencia, esfuerzo, respeto, juego limpio) y, por lo tanto, a su crecimiento como individuo, en la actualidad un niño pasa más de 7,5 h al día sentado, entre la actividad docente, el transporte y el ocio sedentario”. La televisión, Internet, los videojuegos y las redes sociales compiten con la actividad física.

La semFYC plantea una serie de recomendaciones para poner en marcha en los centros educativos:

En primer lugar, mejorar la dotación y mantenimiento de las instalaciones como el patio o el gimnasio, además de crear zonas como pequeños huertos y jardines; ofertar alternativas activas no siempre competitivas, como danza o artes marciales; estimular el juego tradicional como actividad; prohibir el uso de juegos electrónicos y teléfonos móviles durante el recreo; adoptar por parte del docente de un rol activo con el fin de fomentar aprendizajes dinámicos: baile en clase de música, salidas al aire libre en clase de ciencias; facilitar la apertura de patios al terminar las clases, fines de semana y vacaciones; y fomentar colonias, campamentos y jornadas de convivencia al aire libre practicando actividades lúdicas.

En segundo lugar, la asignatura curricular de educación física en nuestro país no debería someterse a cambios según los distintos planes de estudios, más relacionados con intereses políticos que ciudadanos; y debería incrementar el número de horas lectivas. Pero además, las sesiones deberían ser de mayor intensidad, incluyendo la promoción de los beneficios en salud de la actividad física frente al sedentarismo y fomentando la diversión más que la competición, que excluye habitualmente a los alumnos obesos, menos hábiles y con peor condición física. Debería incorporarse en el horario lectivo de segundo de bachillerato y ofertarse en la universidad, no solo en el ámbito competitivo.

En tercer lugar, recuperar la “semana blanca” implantada históricamente en otros países europeos para estimular la convivencia activa y el aprendizaje del esquí. Y hacerlo de manera que todos los alumnos, incluido los que carecen de recursos económicos, puedan llevarla a cabo.

Todos estas recomendaciones se justifican con el ejemplo de Finlandia, país referente en el informe PISA por el rendimiento académico de sus alumnos. A pesar de tener un clima menos privilegiado que el nuestro, dedica una hora al día a la actividad física en la escuela.

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